Optimismo inteligente.

Nos levantamos sabiendo que vamos a tomar muchas decisiones, pero consciente o inconscientemente decidimos una cosa antes de empezar nuestro día y esto, lo va a influenciar por completo: ¿te enfrentas a la vida de manera optimista?
Aunque el concepto optimismo parezca simple, realmente está muy maltratado hoy en día. Por ello, vamos a hablar de optimismo inteligente.

Para comprender mejor el término, primero definiremos optimismo y su antónimo, pesimismo.
Una persona es optimista cuando enfoca la vida de una manera positiva. Es una manera de ver la realidad.
Sin embargo, una persona pesimista es aquella que vive la vida de una manera negativa, magnificando los hechos.


Una vez aclarado algunos términos, definamos optimismo inteligente: es una manera de enfrentarnos al mundo, y si caemos, levantarnos. Así, nos ayudaremos a nosotros mismos a superar muchas cosas. Se trata de ver las dificultades como problemas y como oportunidades para aprender, mejorar y crecer como persona.
Por ello, está claro que es más positivo ser optimista en la mayor medida posible. Esto hará que lleves mejor el presente, pero también invertirás en felicidad para un futuro.

No significa que las cosas sean todas de color de rosa, no es un optimismo ilusorio. Se reconoce que las cosas pueden ir bien, regular o mal, pero dándole una perspectiva positiva.
Además, no es una manera pasiva de afrontar lo que venga, es una actitud. Hay que ver las cosas tal y como están, pero con la confianza de que se pueden mejorar. Todo cambia si tú adoptas conductas para ese cambio. Si piensas en positivo, atraerás positividad y además, ¡puedes contagiarla!
Recuerda, al igual que puedes transmitirla y hacer que otros la desarrollen, también puedes cortarle las alas a alguien si no ve en ti el ánimo suficiente. (Puedes leer sobre el efecto que tienes en las personas en esta publicación).

También, es muy importante rodearte de un entorno enérgico, con ganas de actuar y que irradie felicidad y optimismo. Si te encuentras enjaulado en un entorno pesimista, va a ser más difícil encontrar ese rayito de luz que te lleve al cambio.
Pero, ¡muévete!, hay que cambiar las excusas por: "tengo que". Primero cree en la posibilidad de cambio, esto te dará confianza, que a su vez te ayudará a desarrollar comportamientos para ese cambio, y finalmente, generarás las posibilidades necesarias para ello.

Finalizo recordándote que es una actitud que decides tú.

¿Te atreves a ser optimista?

Comentarios

Entradas populares de este blog

14 de Febrero: como tú no hay nadie, quierete mogollón.

Creatividad.

Rompecuentos.